La libertad de expresión y la capacidad de difusión que solo el Internet puede brindar a este humilde escritor es un privilegio que nuestros padres y abuelos nunca tuvieron.

domingo, agosto 15, 2004

Vale por dos.

Una amiga a la que quiero mucho me contó que en cierto lugar, perdido entre montañas, o entre verdes praderas, hay un pueblito llamado Camil. Cuenta la historia, que alguna vez un viajero venido de otras tierras arribó a ese pueblito por el lado del cementerio. Al viajero, le llamó mucho la atención, que en las lápidas del cementerio, por ejemplo decía "Aquí yace Jeremias López, nacido en 1934 y fallecido en 1986. Vivió 4 años".... más allá había otra "Mónica Jazmín nació en 1950 y falleció en 1991. Vivió 3 años".

Todas las lápidas contenían inscripciones semejantes. A pesar de que los ocupantes de las tumbas habían vivido, 3o, 40 o 70 años, en todas y cada una de las lápidas había, en los epitafios "vivió 4, 5 o 10 años". Lleno de curiosidad, el viajero se acercó a la plaza del pueblo, y preguntó a unos ancianos que estaban jugando ajedrez, el porqué de esas curiosas inscripciones.

Un anciano, con una sagaz mirada se le quedó viendo a sus compañeros y sacó de entre sus ropas un libro. "Este libro" - le dijo al viajero - "es el Libro de Camil. Todos aquí tenemos uno, se nos entrega a todos y cada uno el día en que nacemos".
"Este libro es el registro de todos y cada uno de los días de nuestras vidas, pero sólo los días cuando hemos sido felices son anotados en él". "Al final de nuestra existencia, el Consejo de Camil suma todos esos días, que son los días en que realmente vivimos, y por eso no coinciden los días físicos con los días que realmente vivimos: cuando somos felices".

Perdonará el lector la salvaje adaptación hecha al calor del teclado sobre la historia del Libro de Camil, pero esa es más o menos la idea. ¿Cuantos días habrá vivido feliz uno en su vida? Yo creo que he tenido la fortuna de, a mis "tiernos" treinta y uno, poder decir que unos veintinueve cuentan en mi librito de Camil. Y he decidido que, en la medida de mis posibilidades humanas, pueda yo escribir en mi librito de Camil todos y cada uno de los días que restan de mi existencia.

¿Después de todo, para que vivir si no se vive?, ¿Porqué no mejor dedicarse a convertir cada día en un día feliz?. He de decir que soy de los afortunados cuya existencia es feliz, y tal vez ni cuenta me había dado de eso, tal vez llega un momento en que se acostumbra uno a la felicidad. Y hay que estar agradecido con aquel Poder Superior que haga que la existencia de uno sea feliz.

Bueno.

Ahora, ¿porqué vale por dos?. No quiere decir que tenga su servidor días tan felices que valgan por dos en mi libro. Sino ahora que tengo una gran amiga con quien compartir esos días, espero que ella, de noche, también pueda agregar un día como hoy en su libro. Y eso me haría muy feliz. Yo creo que si uno es feliz, debe ayudar a que otros tengan la oportunidad de ser felices también, tal vez de ahí la satisfacción de mi trabajo y la satisfacción de haber hecho lo de disfrazarme de Spiderman o de hacer cosas que inspiren a que otros sean felices.

Y así, la felicidad vale por dos, por diez y por mil.

:) Sean felices!



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow..
Mega historiaa....

De esas que se guardan en el baul de recuerdos para siempre, util hasta la muerte.. .

gracias FoKA !!

Anónimo dijo...

Órale... muy chido, vientos!