La libertad de expresión y la capacidad de difusión que solo el Internet puede brindar a este humilde escritor es un privilegio que nuestros padres y abuelos nunca tuvieron.

domingo, julio 10, 2005

Viaje al fin del universo...

Bitácora de vuelo día 11,708. Es un domingo caluroso y por fin retomo la bitácora tras andar desconectado de esta. Las películas veraniegas han sido un desastre y hay varios muertos y heridos, como lo son La Guerra de Los Mundos, Los Cuatro Fantásticos, el Sr. y la Sra. Smith y La Casa de Cera que he preferido no ver so pena de eliminar enlaces neuronales que de por sí quedan pocos. Sin embargo ha habido una que otra joya cinematográfica que demuestra la existencia, aún, de la tercera especie más inteligente del planeta como son La Guía del Viajero Intergaláctico y la fabulosa Batman Inicia. Ah, y no hay que olvidar la jocosa Madagascar

Bueno, aparte del cine, que me apasiona (nomás un poquito) también últimamente he estado siguiendo el camino que conduce al callejón de los fregadazos. Desde siempre me había interesado incursionar en un deporte de contacto que a la vez fuese un espectáculo y tres veces a la semana estoy asistiendo a un gimnasio donde estoy aprendiendo las técnicas de artes marciales. Claro está que no planeo vivir de costalear mi humanidad sobre una lona, sin embargo he aprendido cosas que serán útiles no solo para hacer "show" sino para disfrutar más otros deportes extremos pues los ejercicios enseñados te ayudan mucho a mantener el equilibrio y a saber caer sin lastimarse. Son proficiencias que por angas o por mangas no había aprendido a dominar y que sin embargo hay que desarrollar. Claro está que mi sensei es rudo y ha hecho saber a toda la comunidad que voy a desarrollarme como todo un técnico. La diversión durante los entrenamientos y el ejercicio a grado extremo me obligan a seguir asistiendo, como una droga. Es muy entretenido y aunque a veces sale un poco adolorido uno queda la satisfacción de poder hacer cosas que jamás había imaginado poder hacer. Ahí andamos.

Ah por cierto no les he contado de mi pez. En mi cumpleaños Janet se voló la barda y me ha regalado un tremendo pez beta ¡que lleva en su cuerpo los colores de Spiderman!. Es una delicia verlo hacer sus cabriolas en su blindada pecera llena de piedritas de colores en el fondo y con su tubo de plástico conteniendo un jóven bambú. El condenado Abraham Spidey, como lo he bautizado, se siente en una jungla del sudeste asiático con todos los peligros que conlleva. Estos peces son muy curiosos pues no requieren del uso de una bomba que esté aireando su agua, pues cuando baja el contenido de oxígeno libre del agua, los condenados están equipados para ¡respirar aire! y de esa manera suplir la falta de oxígeno. El pez se ha vuelto mi locura, ocupa un lugar especial en la casa. Come larvas de mosquito con singular alegría y últimamente sus escamas han estado más brillantes, y más coloridas, tal vez le ha caído bien el cambio de clima. Seguiré informando sobre Abraham Spidey. Aquí está una foto de su mansión.