Ridley Scott, uno de los directores más admirados de Hollywood ha dirigido su primer gran fracaso. La Cruzada, pésimo título para Kingdom of Heaven (El Reino de los Cielos) es un filme que promete para el 2005 ser el Blockbuster épico del tamaño de King Arthur (Rey Arturo) de Jerry Bruckheimer, sin caer en la simpleza de Troya.
Esta película protagonizada por Orlando Bloom (actor secundario reciclado de Troya), es la narración de una de tantas veces que la ciudad de Jerusalem cayó en manos de los sarracenos, quienes eran los pobladores islámicos de la zona en esas épocas. Intenta elevar a Balian, el hijo de un Lord de aquellos tiempos, al nivel de héroe como en su tiempo pudo haber sido Aquiles o el Rey Arturo, pero la falta de background del personaje y la abismal falta de liderazgo que Orlando Bloom y su personaje tienen no logra conquistar.
Con largas escenas demasiado habladas, tal vez introducidas como relleno y a diferencia de producciones épicas del Sr. Scott como Blackhawk Down (La Caída del Halcón Negro) en las que la acción lleva una constante hasta que llega un gran desenlace, esta historia se pierde entre subhistorias metidas como relleno que no logran fraguar y se dejan abandonadas. Inclusive no alcanza el nivel de otra producción de Scott conocida bien por el público mexicano llamada Gladiador.
Finalmente, es una película más de épica hollywoodense llena de clichés: la reglamentaria escena de sexo entre el protagonista y la femme fatale, la indestructibilidad de los personajes principales, la muerte del colaborador, los malos malosos, e inclusive la embarrazón de personajes de la historia como fueron los caballeros Templarios. Desaprovechados quedaron actores de primera línea como Liam Neeson y Jeremy Irons relegados en papeles bastante cortos y secundarios, para darle cabida a gente como Bloom y Marton Csokas -el Yorgi en XXX, o sea el más malo de todos-.
Sin caer tan estúpidamente en inexactitudes históricas como lo hizo Troya, la verdad es que La Cruzada no logra cuajar como el Rey Arturo o Gladiador. Es una película épica que se creía iba a ser un Blockbuster, pero que no logra cautivar a la audiencia, no se merece ni la pena guardar silencio en su exhibición, aunque tenga buenas escenas de pleito.
La libertad de expresión y la capacidad de difusión que solo el Internet puede brindar a este humilde escritor es un privilegio que nuestros padres y abuelos nunca tuvieron.
sábado, mayo 07, 2005
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